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martes, 17 de marzo de 2015

Diferencia entre beato y santo



Beato

Para otros usos de este término, véase Beato (desambiguación).

«Beata» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Beata (desambiguación).



En la iglesia católica, un beato (abreviado como B. o Bto/ta) es un difunto cuyas virtudes han sido previamente certificadas por el Papa y puede ser honrado con culto. El término beato significa literalmente feliz (del latín beatus), o bienaventurado en sentido más amplio, aludiendo a la creencia de que esa persona está ya gozando del paraíso. La consideración de beato constituye el tercer paso en el camino de la canonización. El primero es siervo de Dios, el segundo venerable, el tercero beato y el cuarto santo. También se conoce como beato a la persona muy apegada a las ceremonias religiosas.


Proceso de beatificación

El organismo del Vaticano encargado de estudiar los milagros, martirios y virtudes heroicas y de proponer los diferentes ejemplos de santidad para que el Sumo Pontífice proceda a realizar las beatificaciones es la Congregación para las Causas de los Santos.

La beatificación solo puede darse en fieles que hayan fallecido con fama de santidad, y que ésta sea constante y difundida en diversos lugares. Un proceso de beatificación puede realizarse por dos vías: por causa de virtudes heroicas, si el fiel vivió las virtudes cristianas en grado heroico, o de martirio si el fiel sufrió martirio por su fe, con recorridos procesales distintos en ambos casos.

Una declaración de canonización solo se produce tras un largo proceso preparatorio, un verdadero proceso judicial, que puede prolongarse durante decenios, puesto en marcha por el obispo del lugar donde falleció el candidato y sostenido por una devoción popular, con cita de testigos —favorables o contrarios— y examen de documentación.

Según las Normas de la Congregación para las Causas de los Santos (Normae Servandae in Inquisitionibus ab Episcopis faciendis in Causis Sanctorum), aprobadas y ratificadas por Juan Pablo II el 7 de febrero de 1983, se debe esperar cinco años después de la muerte de la persona afectada antes de introducir su causa. Con anterioridad debían transcurrir cincuenta años, pero el plazo se redujo para evitar la desaparición de pruebas.

Desde la reforma de 1983, se debe probar que se ha producido un milagro a través de la intercesión del fiel que se pretende beatificar. Una vez aprobado el decreto de virtudes heroicas el fiel recibe el título de venerable. Si la causa de beatificación se sigue por vía de martirio, no se procede a la declaración de venerable y para la beatificación de los mártires no es necesario el proceso del milagro.

Con la declaración como beato, el venerable o siervo de Dios, según sea o no mártir puede ser venerado en la iglesia, si bien, sólo en el ámbito diocesano de donde se ha solicitado la beatificación, habitualmente en la diócesis en que falleció el fiel. Con esto, se puede celebrar la eucaristía el día de su fiesta pidiendo su intercesión, pero solo en dicha diócesis o grupo de diócesis. Para que el culto sea extensivo a la Iglesia entera, debe continuar el proceso hasta la canonización: por este motivo, con la excepción del beato Juan Pablo II, las beatificaciones no son realizadas por el papa, aunque sí en su nombre, puesto que son un acto del magisterio aplicado a la diócesis concreta y no a la iglesia universal.


Declaración

La declaración de beatificación se realiza normalmente durante la celebración eucarística. La beatificación, siendo un acto pontificio, será realizada por lo general por el prefecto de la Congregación para las causas de los santos, en nombre del Santo Padre. No existe ningún rito litúrgico particular asociado a la declaración.

Durante su pontificado, el papa Juan Pablo II ha modificado considerablemente la práctica de la beatificación. Hasta octubre 2004, beatificó a 1340 personas, más que el conjunto de las beatificaciones efectuadas por sus predecesores desde el papa Sixto V, que estableció un procedimiento de beatificación similar al que celebra hoy en día.

Puesto que el decreto de beatificación sólo lleva consigo un juicio que ni es definitivo ni es irreformable, la mayoría de los teólogos no consideran la beatificación como una declaración infalible por parte del papa, contrariamente a lacanonización.2 3

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Beato



Diferencia entre beato y santo

Entre una canonización y una beatificación hay diferencias, que aunque pocas, son claras. Aún así, hay una fina línea entre ambos procesos y puede llevar a la confusión. A rasgos generales, se puede decir que una canonización es un proceso más avanzado que una beatificación. Una beatificación proclama a alguien como beato, una canonización lo proclama como santo. Antes de que alguien sea canonizado, tiene que haber sido antes beatificado.

1. Diferencia entre beato y santo. En una canonización, se proclama a alguien como santo y se le incluye en el canon, es decir, entra en una lista oficial de santos. Una persona canonizada tiene la confirmación de que tiene una visión beatífica, es decir, la Iglesia tiene la certeza de que el santo tiene un privilegio divino y está en contacto directo con Dios. En una beatificación, lo que se reconoce es que alguien ha entrado en el cielo y puede interceder por aquellos que rezan en su nombre. Al nombrar a alguien beato, la Iglesia reconoce que ha llevado una vida virtuosa y santa.

2. El número de milagros. En una beatificación, se necesita por lo menos un milagro atribuido al candidato, a menos que este haya muerto por martirio. Para una canonización, se necesitan dos milagros. El primero, el que ya se ha contabilizado para la beatificación y el segundo, uno que haya tenido lugar después de que fuera beatificado. Este segundo milagro se toma como una confirmación de que Dios "aprueba" de la proclamación hecha por la Iglesia.

3. Dónde se le venera. La beatificación es un "proceso administrativo" mediante el cual el papa permite que un candidato a ser santo sea venerado públicamente en lugares asociados a su vida, es decir "a pequeña escala". En el caso del papa Juan Pablo II, ya beato, su festivo, el 22 de octubre, puede celebrarse en Roma y en todas las diócesis de Polonia, lugares asociados a él.

La canonización implica una mayor formalidad, el papa establece de forma oficial que una persona es santa y está en el cielo, por lo que se permite el culto al santo por toda la Iglesia. Implica también que se pueden dedicar iglesias al canonizado sin necesidad de un permiso especial. Es decir, la persona considerada "santa" ya lo es a nivel mundial y se le puede venerar en todo el planeta, no sólo en sitios relacionados con su vida.

4. Quién pide el reconocimiento. En una beatificación, es el obispo de la diócesis donde murió el afectado quien pide que se le considere bendecido. En una canonización, es el prefecto de la Congregación para las causas de los Santos quien habla en nombre de la Iglesia entera y quien pide que se le declare santo. Es decir, una beatificación se hace a título personal de la diócesis cercana al encausado, una canonización se hace a petición de toda la Iglesia.

5. Quién preside la misa. Dentro del protocolo, la diferencia más importante durante cientos de años fue que durante una canonización el papa presidía la misa. Durante una beatificación, no. Pero durante el pontificado de Pablo VI, esta línea se difuminó cuando presidió en 1971 la misa de beatificación de Maximiliano Kolbe, mártir en un campo de concentración nazi.

Una práctica de presidir ambos tipos de misas que mantuvo el papa Juan Pablo II, que celebró cientos de misas de beatificación, incluida la de Juan XXIII en el año 2000. Benedicto XVI intentó instaurar de nuevo la diferencia entre ambos y, durante cinco años, sólo presidió misas de canonización. Pero en septiembre de 2010 presidió la beatificación de John Henry Newman y, en mayo de 2011, de Juan Pablo II.

6. La beatificación es un proceso simplificado. Las beatificaciones comenzaron como un proceso de simplificación para aquellos a quienes se les quería proclamar santos. Cuando se instauró el sistema centralizado de nombramiento de santos, muchas diócesis tenían que esperar años hasta poder celebrar a alguien o rendir devoción a nivel local a una persona considerada santa por lo que se instauró el proceso de beatificación, más rápido, para que se pudiera rendir devoción a alguien a nivel local.



Fuente: http://www.teinteresa.es/religion/beatificacion-primer-paso-santificacion_0_1126688123.html





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