Dios está presente en los buenos momentos y alegres de nuestro diario vivir, y aunque no lo crea, nos acompaña en las dificultades, en la enfermedad y en las peores situaciones de nuestra vida, Dios cuida de nosotros, siempre. ¡! Y he aquí que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. (Mt 28,20)!!
Escuche su programa ¡En el dolor esta Dios! en Radio Luz, 97.7 fm (http://www.radioluzfm.com/) día Jueves 10 pm.
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viernes, 16 de marzo de 2012
El Gran Mandamiento. Viernes de la tercera semana.
Lo que Jesús le está diciendo a este joven escriba es que este abstracto entendimiento del primer mandamiento del Viejo Testamento “está OK” y que si él persiste por ese camino, los valores del sistema del falso-yo son gradualmente liberados de su fascinación por el placer, el poder y la seguridad: Uno entonces se sitúa dentro de la conciencia sobre la presencia interior de Dios. Con ese situarse, viene la capacidad de amar a Dios con toda nuestra mente, corazón, alma y fuerzas. Accediendo al misterio de la presencia interior de Dios, somos capaces de percibir la presencia de Dios en los otros. La presencia de Dios en nosotros, reconoce la presencia de Dios en cada uno. Entonces es posible amarlos como a nosotros mismos.
El segundo precepto fluye automáticamente del primero. Si verdaderamente amamos a Dios, podemos amar a nuestro prójimo como amamos a nuestro verdadero-yo que hemos hallado a través del proceso de liberación. Toda la salida de la tiranía de Egipto hacia la tierra prometida en el Libro del Éxodo es una parábola de la salida de la tiranía del falso-yo a través del desierto de purificación dentro de la tierra prometida de la libertad interior.
El segundo precepto fluye automáticamente del primero. Si verdaderamente amamos a Dios, podemos amar a nuestro prójimo como amamos a nuestro verdadero-yo que hemos hallado a través del proceso de liberación. Toda la salida de la tiranía de Egipto hacia la tierra prometida en el Libro del Éxodo es una parábola de la salida de la tiranía del falso-yo a través del desierto de purificación dentro de la tierra prometida de la libertad interior.
Hay una intrigante segunda sección en este texto. Aunque Jesús aprobó el primer mandamiento y su corolario, amar al prójimo como a uno mismo, y se congratuló con el joven escriba por su comprensión, Él también dijo, “Tú no estás lejos del Reino de los Cielos”; en otras palabras, el Reino de Dios requiere algo más que amar a los otros como a uno mismo. Para amar a nuestros semejantes desde la perspectiva del verdadero-yo, como poseyendo la imagen de Dios, es una buena comprensión, pero aún no es la plenitud del Reino de Dios de acuerdo con Jesús. Un nuevo mandamiento caracteriza la fe cristiana, la cual lleva aparejada la comprensión del escriba un peldaño arriba: es amar al otro como Jesús nos ha amado. Esto es mucho más difícil. Esto es amar a otros en su individualidad, singularidad, rasgos de personalidad, predisposiciones temperamentales, historia personal, y en cosas que „nos pegan a la pared; a amar a nuestros semejantes, en otras palabras, justamente como son, con su „lista del mercado‟ de faltas, inaguantables hábitos, demandas irrazonables, e imposibles peculiaridades. El nuevo mandamiento es aceptar a los demás incondicionalmente; digamos, sin el menor deseo de cambiarlos. Amarlos en su individualidad, es la manera en que Jesús nos ha amado a nosotros. Él nos
da el espacio en el cual cambiar y el tiempo para confrontar los obstáculos que nos impiden posteriores cambios. (De: “Despertares”)
Oración: Oh Espíritu Santo, a quien el Padre ha enviado Para instruirnos en todas las cosas, enséñanos a vivir Nuestras vidas ordinarias con un amor extraordinario.
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